El planeta: Un hogar que debemos cuidar

5 octubre 2020
Por: Jorge López Dóriga, Director ejecutivo de Comunicaciones y Sostenibilidad del Grupo AJE 

Desde hace 35 años conmemoramos el Día Mundial del Hábitat. Una fecha que nos da la oportunidad de sensibilizarnos acerca del ­ cuidado que le damos a este ­ planeta que nos acoge y permite que nos cuestionemos sobre los problemas, que durante años hemos causado como sociedad. 

Debido al covid-19, las ­ Naciones Unidas ha puesto como tema de reflexión ‘el derecho a la vivienda’. Y no solo nos referimos a la importancia de tener una casa -que ha funcionado como refugio familiar para evitar ­ contagios-, sino también al ­ cuidado del hogar que nos alberga a todos: el planeta. 

Esta situación debe ­ hacernos pensar sobre nuestro propósito en el mundo: ¿Qué estamos haciendo desde nuestros espacios para ­ generar un cambio?

IPBES, la plataforma ­ intergubernamental científico- normativa sobre diversidad biológica y servicios de los ecosistemas, informó que solo una cuarta parte del suelo del planeta está libre del impacto de la actividad humana y que esta iría disminuyendo a una décima parte para el 2050.

Las selvas tropicales -en peligro desde hace años por la depredación- son otra pre ­ ocupación. La UICN (Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional) advierte que al menos unas 100,000 ­ especies forman parte de la lista de especies en amenaza y cuya cuarta parte ya están en ­ peligro de extinción. La Amazonia es la parte de nuestro planeta que más se ha visto afectada.

La empresa privada debe desempeñar un papel clave para revertir esta situación. Para ello, debe aliarse con organismos del Estado como el Ministerio del ­ Ambiente, el Servicio Nacional de Areas Naturales ­ Protegidas por el Estado (Sernanp) y otras para el cuidado de los bosques amazónicos. Además, debe buscar ­ oportunidades para trabajar de manera directa con las ­ comunidades.  Nosotros, por medio de nuestro proyecto BIO, hemos fijado un modelo de negocio sostenible con las comunidades amazónicas del Pacaya-Samiria para producir bebidas 100% naturales sin azúcar añadida, hechas a base de superfrutos amazónicos. Todo esto con el fin de preservar los humedales de la selva peruana.

Este proyecto ha empo- derado a los guardianes del bosque, las comunidades in ­ dígenas, y no solo les ha dado la ocasión de establecerse en una economía estable -ya que la compra de los productos se hace de manera directa con ellos-, sino que también ha asegurado la conservación de su hábitat, una de las ­ reservas naturales del país más importantes.

Tengamos claro que somos agentes de cambio. Que ­ tenemos la responsabilidad de ser parte de la revolución natural y que tenemos la oportunidad de moldear el futuro de nuestras ciudades, pueblos y ­ comunidades transformándolo en un modelo sostenible, en el que se prioricen las necesidades de la madre tierra, donde se respete su biodiversidad y se defienda este planeta que nos brinda el aire que respiramos, alimentos y un suelo que nos alberga para vivir.

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